“Mi forma de progresar fue y es Providus“

Rubén Agüero tiene 58 años, es electricista independiente en Río Seco, Tucumán, y está casado con Marisa, docente, con quien tiene dos hijos. Rubén se define así: somos una familia que la lucha día a día.

“Nosotros somos laburantes, vivimos en una casa que nos prestan y compartía el auto con mi cuñada, pero vi en Providus la oportunidad al alcance de mis ingresos”, cuenta Rubén.

“Conocí a Providus por una vecina que ganó. Ahí empecé a preguntar del sistema y cuando me visitaron lo que más me gustó es que me pregunten qué monto podía ahorrar por mes, en base a eso vimos y me alcanzaba para anotarme por un auto. Así que ni lo dudé, me anoté pero con mi cábala: nadie debía saberlo, ni mi mujer, ni mis hijos, nadie”, dice Rubén entre risas cómplices.

Pasó un mes y todo fue tan rápido que no recordó la fecha de su primer sorteo. Hasta que un día sonó el celular y le informaron que había ganado. Rubén, fiel a su cábala, no contó nada y fue arreglando los papeles.

Todo seguía en secreto hasta que tuvo que revelar la sorpresa: “Un día Marisa me escuchó hablando por teléfono dando mis datos para el patentamiento, y cuando corté me retó y me dijo: -¿Por qué estás dando tus datos? Eso es peligroso te pueden estafar-”.

En ese momento tuvo que decir la verdad. Tanto ella, como sus hijos se quedaron sorprendidos y no le creyeron. Pero el auto ya estaba en camino y su familia empezó a caer en que se haría realidad.

“¡Cuando llegó el camión con el auto se revolucionó el barrio! La gente se acercaba a preguntar qué había pasado, cómo lo había logrado. Fue increíble para todos!”.

“Mi idea es usar este capital para dar en parte de pago de una casa y estoy en otro plan para poder cumplir ese sueño del techo propio. Providus me dio fuerza y confianza para seguir luchando por mis sueños”.

“Providus es la mejor manera de progresar para los que la peleamos día a día. Cumple y es accesible”, finaliza Rubén.

Desde la compañía nos pone muy felices poder cumplir los sueños de la familia Agüero ¡Vamos por más! Que hasta la casa propia no paramos.